a vos, tristeza, te ruego:
dadme libertad.
A vos, mi musa, atroz, mortifera,
a vos, soledad, te imploro:
dadme paz.
Perduren cada noche
acariciandome bajo la manta,
pues vuestra umbria lujuria
no quiero olvidar.
A vos, madre mia, macilenta, exquisita,
a vos melancolia, te pido:
dadme naturaleza.
A vos, mi cenit, fugaz, magnifica,
a vos, demencia, te suplico:
dadme al fin el caos.
A todas vosotras:
mis amantes, mis horrores
os imvoco veraz e innecesariamente,
pues ya a vuestra veldad estoy abnegada.
Extasis de impulsos libres
e inoscencias ciegas,
ventiscas de magestuosidad.
Dolor: abre tus vastas fauses
y dejame a la ventura de nuevas abominaciones.