16 nov 2017

Aroh al

Supe llamarte y no por invierno.
Por un segundo supe lamer tus respiraciones sin abrir demasiado tus venas.

Trascender. 
Por un segundo enterrar la niebla.
Tallar en tu cuerpo la dama o la piedra.

Sabanas y carcajadas… como enredaderas.
Jardines sin fantasmas, vigas sin cuerdas.
Suspiros de encanto sin ramas espesas.
Esquivos frente a la realidad allí disuelta.

Mas no es el fuego tu aire, 
ni es el laberinto tu escalera.

Ahora me resta desearte… 
en vez de flores de plata
El faro, el cristal y la puerta.

Ahora la mañana vuelve a ser mi cena.

Ya ves, no hay aire; 
pero cuanta belleza espera por nuestro juego ser descubierta.