arboles secos
aquellos que aquella lejana vez, divinos,
lloraron.
Despertar,
del austero vuelo
a la mortalidad.
Y pensar que en un remoto lugar
tuvo nombre la pasion;
la nieve gentilmente regalabanos tristeza.
Y pensar que una vez
tuvo nombre la belleza
sentido el "despertar"
dicha el dolor.
Mas el verdadero despertar
no me tiene compasion alguna;
asi tal como el placer por el placer,
la vida por la vida.
Y despertar
sumida en el entierro,
paso a paso,
antes vuelo a vuelo;
Despertar
ya no importa,
ya ni me entero.
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