Flota en el agua tan solo un segundo mi cuerpo sin heridas;
Mis cabellos, sin colores y sin tiempo, aun abrazan la almohada.
Y caigo.
El florero y mi cabeza confunden sus restos en el suelo.
Mis pies zigzaguean y mi cuerpo es un péndulo en las alturas.
Al fin todo es calma.
Con calma intento atravesar la habitación en penumbras,
Respirar y deslizar mis descalzos pies sobre una alfombra de pájaros muertos.
Se abre la herrumbrada puerta, similar al lamento de alguien por el tiempo malherido.
Floto en el aire tan solo un segundo…
Y caigo.
No era verdad, no estoy viva.
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