26 sept 2012


¿De quién es el rostro detrás de la pared?
¿A quién pertenecen los pasos que bajo tu cama
- a hurtadillas -
esperan?

Quizás aquel sonido,
por siempre esperado mas jamás oído,
no sea más que el gatillo mecido por la mano transparente;
aquella que cada noche apunta
mas jamás dispara.

Quizás aquel montón de ropa
que repetidas veces se lanzo del armario al vacio
no sea más que el techo sangrando a escondidas.

Una y otra vez intentas cerrar la puerta entreabierta,
Mas los muertos no pueden mover sus dedos entumecidos
Ni detener el golpe
Constante, monótono, permanente...


22 sept 2012



La sombra de porcelana desmaya el pendulo tras el cristal,
Alicia deja caer su pañuelo, tras el espejo no hay lagrimas….
Solamente el debil rasguño de una pintura aterrorizada
Que desesperada por liberarse desgarra la tela blanca.

El reloj sigue goteando y Alicia pende de sus pestañas,
De los suspiros el menor y sus venas seran acariciadas.

Por los jardines pasea la doncella,
Solloza desconsolada
Si a la muerte misma ella no puede parecerse prefiere correr hasta encontrarla.

Por escalera de bronce desciende hacia el lago la dama;
Pinturas, estatuas y dioses al compas del pavor danzan
Su presencia corroe, burla lo terrenal y la guadaña.
Mas por la casi bella el lago clama.



Maravilloso e irreal es el palacio de oro y mármol,
Con majestuosas arañas de martirio y diamantes;
En el gran salón ríen y danzan los enmascarados
Mofándose de cómo al fin en la torre la han encerrado.

Ella no viste más que sus trenzas
Y la puerta no lleva candado,
Pues la joven no podrá huir sin ayuda de quien la ha desmembrado.

Secretamente se lamenta,
Grita, llora y canta en vano;
Ella sabe que jamás lograra siquiera por la ventana precipitarse de un salto.
De pie junto a la puerta
Sonríe seductoramente la serpiente enmascarada,
Quien se pasea con pies que no le pertenecen
Y la muerte jamás estrechará su mano

II



Que heridos y perpetuos huyamos
Con blancas cabelleras latiendo a nuestros pies,
Que extasiadas e inmortales nuestras bestias nos acompañen.

¿O acaso creéis vosotros parásitos
Ser merecedores del espanto y sus placeres?

Vendrán con nosotros el crimen y el regocijo,
La dama ya muerta y la belleza de un resquebrajado espejo.

Nuestros cuerpos en blanco y negro
Harán pura la sangre de cada paraíso.
Entre tules y telarañas burlaremos al Amor.







¡Contempladlos! Si tan solo pudieras…
Al menos un destello de su inmortalidad,
Ellos penden de treinta lazos en su cuello
Ajenos al dolor banal.

Desde las profundidades
- Quizás de un charco en el cielo,
tal vez de un mar abismal –

Desde la primera daga
Hasta que la locura termine de dictar.

El libro jamás terminado,
La estatua rota sobre el pedestal,
Ellos corren libres por su paraíso,
Dos niños convertidos en una deidad.
El banco de piedra y dos flores blancas,
Un alma extraña entre la suciedad.

Desde la primera daga
Hasta que la muerte los una aun mas.