¿A quién pertenecen los pasos que bajo tu cama
- a hurtadillas -
esperan?
Quizás aquel sonido,
por siempre esperado mas jamás oído,
no sea más que el gatillo mecido por la mano transparente;
aquella que cada noche apunta
mas jamás dispara.
Quizás aquel montón de ropa
que repetidas veces se lanzo del armario al vacio
no sea más que el techo sangrando a escondidas.
Una y otra vez intentas cerrar la puerta entreabierta,
Mas los muertos no pueden mover sus dedos entumecidos
Ni detener el golpe
Constante, monótono, permanente...
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