Con blancas cabelleras latiendo a nuestros pies,
Que extasiadas e inmortales nuestras bestias nos acompañen.
¿O acaso creéis vosotros parásitos
Ser merecedores del espanto y sus placeres?
Vendrán con nosotros el crimen y el regocijo,
La dama ya muerta y la belleza de un resquebrajado espejo.
Nuestros cuerpos en blanco y negro
Harán pura la sangre de cada paraíso.
Entre tules y telarañas burlaremos al Amor.
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